Mi encuentro con Rusia
Cuando decidimos hacer el viaje a Rusia no sabía lo que iba a encontrarme, pero sentía una gran curiosidad por conocer por mí misma, un país del que desde pequeña había oído hablar mal, y las películas siempre presentaban a los rusos como a los malos, a las mujeres uniformadas y al comunismo como al mismo demonio. Nuestro viaje lo tuvimos que organizar con una agencia, por la dificultad para conseguir el visado, pero sólo contratamos los vuelos y dos hoteles. Con gran sabiduría, mi marido sugirió que en vez de quedarnos en Moscú, nos fuéramos a Rostov Don. Sólo sabíamos que estaba más al sur y que allí estaba la cuna de los cosacos, pero nada más. No imaginábamos una ciudad preciosa, con más de 2 millones de habitantes a orillas del gran rio Don. El hotel estaba muy bien situado y en la misma puerta podíamos coger los autobuses que nos llevaran al centro y a la estación de trenes. Como turistas hicimos el paseo en barco por el río y éramos los ú